Haz con tu mente un círculo imaginario...
Imagina un punto de luz brillante frente a ti, a la altura
del corazón.
Es una luz atractiva, brillante, juguetona, siéntete cómodo
ante ella…, te proporciona calidez y seguridad. Permite ahora que se mueva
alrededor de tu cuerpo, que crezca, que te envuelva y que, finalmente, se
integre en ti, iluminando todo tu Ser, especialmente aquellas zonas o
pensamientos donde no te atreves a entrar.
La luz es un regalo que te facilita la visión y te muestra
que tus miedos no son reales.
Condensa ahora la luz y súbela hasta la cabeza, sintiendo
que ilumina tu interior. Ve bajando poco a poco la luz, primero por la columna,
después por las piernas, vuelve a subir, ahora por delante y por último repasa
tus brazos.
Ve examinando poco a poco tu cuerpo, tus sensaciones y
sentimientos bajo la luz de la sabiduría que tienes a tu alcance.
Si percibes algún problema, siente que bajo la luz, sólo con
tu mano puedes arreglarlo. Siente que acaricias la zona, o que la recolocas
suavemente; puedes quitar, poner, presionar suavemente, estirar, soplar… lo que
quieras, lo que sientas que te cuerpo necesita.
Si llegas a alguna zona oscura o turbia, simplemente deja
que la luz crezca, que emita un suave calor que disperse la niebla y entonces
verás con claridad
*** Y ALGO GRANDE SUCEDERA ***.
Con los ojos cerrados tienes la capacidad de verte tal y
como eres, por fuera y por dentro, por delante y por detrás; aprovéchalo.
Una fuerte bola de energía que va creciendo y que finalmente
cubre todo tu cuerpo, proporcionando una gran sensación de bienestar y
protección. La luz vuelve a tus manos y con tu imaginación la vas concentrando,
tu tienes el poder. Cuando es pequeña, simplemente la atrapas entre tus manos,
se integra en ti y desaparece. La luz te pertenece, es tuya.
El Poder del Universo es!!!
Pide, siente, haz tu parte, confía, espera.
Ana Maria Cantos
Extraido de
http://universo-espiritual.ning.com/
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