viernes, 30 de septiembre de 2016

LA AGARTHA DE VENEZUELA CONTINENTES PERDIDOS-CIVILIZACIONES ANCESTRALES AMAZONAS

LA AGARTHA DE VENEZUELA
“Se trata de una extraña historia, que uno sentiría la tentación de clasificar en dossier de los reinos imaginarios –El Dorado, Paititi, túnel de Moricz-, si dos auténticos arqueólogos, David Nott de Liverpool, y Charles Brewer Carias de Caracas, secundados por diez sabios de diferentes nacionalidades y los servicios de la aeronáutica venezolana, no se tomaran el asunto muy en serio. Los cráteres están situados no lejos de las fuentes de los ríos Caura y Ventuari, es decir, cerca del Cerro Pava (1.641 m), y del pico Masiati (1.495 m), en la entrada de Sierra Paracaima, que constituye un punto avanzado del sertao brasileño. Los volcanes están extinguidos desde hace miles de laos, sino de millones de años, de forma que los geólogos, arqueólogos y botánicos esperan encontrar allí una fauna y una flora desaparecidas desde hace mucho tiempo de la superficie del Globo. En enero de 1974, un primer equipo de tres miembros descendió a uno de los cráteres, de trescientos metros de profundidad, y un diámetro de cuatrocientos metros aproximadamente. Recogieron abundante material en plantas y animales vivientes de especies desconocidas, o extintas desde la Era Secundaria. Un subterráneo de 1.500 metros de longitud une los dos cráteres, y, según rumores, a decir verdad no controlados, estaría aún actualmente en uso, pues se habrían encontrados en él huellas de tránsitos recientes. Esto por lo que se refiere a la parte comprobada del descubrimiento cuyos resultaos más importantes los medios científicos de Venezuela mantienen secuestrados, por misteriosas razones. Esta reticencia dio lugar a investigaciones privadas cerca de autóctonos de las montañas circundantes cuyos nombres indígenas son Jaua-Kidi y Sari Inama-Jidi. Se conoció entonces las fantásticas leyendas que se refieren al misterio de los dos cráteres.
“La región de Jaua-Jidi es un bosque de gran densidad, casi impenetrable y apenas habitado. Resultó muy difícil para los investigadores venezolanos entrar en relación con los hombres de esa zona que viven en estado salvaje, y que es en realidad la prolongación de la selva brasileña. Huyen de los blancos, hablan una lengua desconocida y no entienden el español. No obstante, mestizos de la ciudad de Esmeralda, en el Orinoco, pudieron acercárseles, y de ellos proceden las informaciones que fueron divulgadas por toda Venezuela. “Varias veces, hombres extraños y extrañamente vestidos han sido vistos en los bosques de Jaua-Jidi. No parecen querer acercarse a los indios, y se aventuran sólo a poca distancia de los cráteres. Su piel es de color marfil amarillento: tienen grandes ojos, como los de los jaguares, largos cabellos de diferentes colores. Parecen temerosos y huyen en cuanto oyen un ruido insólito. Se cree que viven en una región que se extiende en el fondo de los cráteres y en inmensas salas subterráneas. Hay entradas secretas y desconocidas que dan al bosque”. // “Dos o tres noches antes que David Nott, Brewer Carias, G. Dunsterville y sus compañeros llegases a los lugares se observó, una intensa actividad de las “cosas voladoras”.”//”Los indios tuvieron la sensación de que los hombres extraños eran reforzados por una tropa importante, o bien, por el contrario, que desalojaban el lugar ante de la llegada de los arqueólogos. Sea lo que fuere, dejaron pocas huellas de su paso por las galerías, aunque, las suficientes como para que se esté seguro de que su existencia no es un mito. Los indios creen que el reino de los Dos Cráteres se extiende bajo la montaña, que sus salidas están herméticamente cerradas.”

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